Los hijos de Coré escribieron este hermoso salmo, que nos habla de la restauración. Es decir, al parecer la nación había experimentado un castigo divino. Y ahora estaban pidiendo que el Señor los restaurara. Sí, Dios ya los había perdonado. Sí, ellos habían sido necios al haberse alejado de Dios. Pero al parecer habían cosas que aún ellos necesitaban para poder alegrarse en Dios. Es posible que todavía faltara reconstruir algo; o que todavía no podían disfrutar de sus propias cosechas. Lo cierto es que el clamor del pueblo era por restauración. Habían aprendido su lección. No se apartarían más de Dios. Pero es interesante que en el versículo 10, los hijos de Coré, inspirados por Dios, presentarán la solución final de Dios ante el problema del pecado: la misericordia y la justicia se encontraron. ¿Dónde se encontraron? En la cruz del calvario. Cuando Jesús murió, Dios estaba siendo justo, al castigar al pecador. Pero Jesús nunca pecó. Él no merecía morir. Pero Él vino a tomar nuestro lugar. Y ahí se manifestó la misericordia divina. Dios sabía que nosotros no podíamos salvarnos a nosotros mismos. Es por eso que nos envió a un Salvador. Alabado sea el Señor por la salvación que nos ofrece por medio de Cristo Jesús. Que el Señor te bendiga.

Este es un salmo de los hijos de Coré. Ellos eran levitas. Estaban encargados de dirigir la adoración en la Casa de Dios. Y ellos componen este salmo, para animar a todo Israel a siempre venir a presentarse delante de la presencia del Señor. ¿Qué razones podía "tener" una persona para no presentarse delante de Dios? Era un viaje pesado. Dependiendo de dónde se viviera, viajar a Jerusalén podía ser un viaje muy largo y agotador. También podía ser un viaje peligroso. La historia del buen samaritano nos recuerda que podían haber asaltantes escondidos en los caminos, quienes, con tal de robar, podían lastimar y hasta matar a sus víctimas. Por este salmo clama por protección, y nos habla de fortalecernos en el Señor. Es mejor estar un día en la Casa del Señor; que pasar mil días en cualqiuer otro lugar. Esa también debe ser nuestra prioridad. No te quedes en casa. Quienes van a la presencia del Señor, recibirán lluvias de bendiciones. Confía en el Señor. Y fortalécete en Él. Que el Señor te bendiga.

¿Es posible que la historia se repita? Lee este salmo, y encontrarás algunos patrones que se repiten a través de la historia. Asaf nos habla de una confabulación de varias naciones contra Israel. Varios enemigos que quieren hacer desaparecer el nombre de Israel, y que quieren adueñarse de su territorio. Es interesante que en la lista de los enemigos se menciona a los ismaelitas - naciones árabes; se menciona a Tiro - en la actualidad el Líbano; y también se menciona a Asiria, que en la actualidad sería parte de Irán e Iraq. ¿Qué pide Asaf? Que así como en el pasado Dios destruyó a varios fuertes y poderosos enemigos, que lo vuelva a hacer en la actualidad. Asaf quiere que Dios vuelva a liberar a su pueblo a través de una poderosa intervención. Lo que más se destaca de este capítulo, es que la principal razón que da Asaf para que Dios intervenga, es que el ataque es contra Él. Atacar al pueblo de Dios es atacar a Dios mismo. Dios nos ama. Somos suyos. El Señor Jesús le dijo a Saulo de Tarso, cuando perseguía a los cristianos: ¿Por qué me persigues? - perseguir a los seguidores de Cristo, era perseguir a Cristo mismo. Dios se identifica con nostros. A nosotros nos toca idendificarnos con Dios. Que el Señor te bendiga.

Un tema principal dentro de la Biblia es la justicia de Dios. Los profetas, muchas veces denunciaron las injusticias que ocurrían dentro del pueblo de Dios. Dios había dejado normas para los jueces. Si se los nombraba jueces, era porque tenían aptitudes para juzgar. Es decir, tenían discernimiento y sabiduría. Una de las normas decía que el juez no podía recibir regalos; claro, porque después, si tenía que juzgar, podía sentir la inclinación de favorecer a quien lo había favorecido con un regalo. Para que el juez fuera justo e imparcial, no debía recibir ningún tipo de incentivo ni regalo. Aquí Asaf denuncia las injusticias de los jueces. Ellos no están cumpliendo con su deber. No están protegiendo a los más débiles ni desvalidos. Estaban favoreciendo a los malvados. La buena noticia es que Dios juzgará a todos los jueces y príncipes de este mundo. A todos los que Dios les ha dado autoridad de juzgar, Él los juzgará. Hay jueces y príncipes que pueden creerse intocables; pero la muerte los alcanza a todos. Y después de la muerte, el siguiente paso es estar delante de Dios en el juicio celestial. Que en cuanto dependa de nosotros, siempre seamos personas sabias, que hacen justicia y misericordia a los más débiles. Que el Señor te bendiga.

Este salmo de Asaf, es una bella poesía, que expresa el dolor y el sufrimiento de Israel, al verse derrotado y devastado por sus enemigos. Se compara a Israel con esta viña, traída de Egipto, que en su momento llegó a cubrir toda la tierra prometida; pero que ahora se encuentra sin muros, y siendo saqueada por todo tipo de animales salvajes. La petición de Asaf es que Dios vuelva a tener de ellos misericordia. Usa el lenguaje del pacto, y de la bendición sacerdotal: pide que Dios haga resplandecer su rostro sobre ellos. Pide que sean restaurados. Que vuelvan a ser una nación fuerte y numerosa. Pide que Dios se acerque a ellos, para que así ellos se puedan acercar a Él, y no alejarse más. Creo que esa es una tendencia en todos nosotros. Tenemos la tendencia a alejarnos de Dios. Tenemos la tendencia a olvidarnos de Él. Dios nunca se va a quedar dónde no es recibido. Él quiere bendecirnos; Él quiere tener una relación con nosotros. Pero si nosotros no queremos nada con Él, Él se va a retirar respetuosamente. Y nos va a dejar para que cosechemos las consecuencias de vivir sin Dios. Que nuestra oración hoy sea: Señor, vuélvenos de nuevo a ti, míranos con tu rostro resplandecientes, para que seamos salvos. Que el Señor te bendiga.

El salmo 79 tuvo que haber sido escrito durante el exilio en Babilonia. Describe la gran calamidad que sobrevino sobre Jerusalén. Este es un salmo de lamento: la ciudad estaba en ruinas; el Templo había sido profanado; y el pueblo había sido masacrado. No había nadie que pudiera sepultar los cuerpos. Los que habían muerto se convirtieron en comida para las aves de rapiña. Es una imagen desoladora. ¿Cómo pudo el Señor permitir algo así? Por más duro que parezca, este fue el justo juicio de Dios sobre su pueblo. Su pueblo le había dado la espalda. Eligieron adorar a otros dioses. Por eso Dios los entregó a sus enemigos. Pero Asaf clama pidiendo ayuda. Que Dios tenga misericordia una vez más de su pueblo. Asaf, y el remanente están listos para adorar únicamente a Dios. El castigo había resonado en lo más profundo de sus almas. Se habían arrepentido, y ahora pedían que Dios se acordara de ellos. El clamor de Asaf es por venganza. La afrenta que sufrió el pueblo escogido también era una afrenta con Dios mismo. Y a su debido momento, Dios también castigó a los babilonios. Que lo que ocurrió con Israel sea una lección para todos nosotros. No nos soltemos de la mano de Dios. Que Dios nos ayude a permanecer firmes y fieles en sus caminos. Que el Señor te bendiga.

Asaf va a recapitular la historia del pueblo de Israel, cuando Dios los sacó de Egipto, y los condujo a través del desierto durante 40 años. Lo cierto es que Dios tuvo que tener mucha paciencia con el pueblo, ya que una y otra vez el pueblo probó a Dios y lo tentó. Habían visto su poder, habían visto sus poderosos milagros; pero aún así se preguntaban si realmente Dios sería capaz de alimentarlos, cuidarlos, y darle la victoria sobre sus enemigos. Dios ya había derrotado cabalmente a los egipcios. Pero ellos nunca entendieron que para Dios no hay nada imposible. El mayor problema de Israel es que nunca temieron a Dios de corazón. Nunca creyeron en Él lo suficiente para obedecer de corazón sus mandamientos. La Ley de Dios es un asunto de fe - debo creer que Dios es Todopoderoso, y que Él cuidará de mi y Él proveerá para todas mis necesidades. Pero cuando no tengo fe, pienso: "No, yo estoy solo, y yo solito me las tengo que arreglar". Eso es falta de fe. Debemos aprender a poner a Dios en primer lugar. Debemos aprender a obedecer por fe. Si Dios hizo grandes cosas en el pasado, las seguirá haciendo en el futuro. Yo debo confiar y avanzar por fe. No hay nada que le agrade más a Dios, que sus hijos confíen en Él y le obedezcan por fe. Que el Señor te bendiga.

Asaf escribe aquí, y nos cuenta de sus luchas internas. Noches sin dormir; noches de oración; clamor, gemidos, y angustia. Al parecer Asaf estaba en grandes problemas, y Dios parecía guardar silencio. El silencio de Dios estaba llevando a Asaf a la desesperación. Quizás de forma poética, como usando la hipérbole, o quizás de forma literal, Asaf nos habla con pesimismo: se siente abandonado, y se pregunta si Dios lo habrá rechazado para siempre. Antes en las noches habían gozozas alabanzas. Ahora solo había tristeza y lamentos. Pero justo cuando Asaf estaba por rendirse, decide aferrarse a su fe en el Dios Todopoderoso que obró maravillas en el pasado por su pueblo Israel. Si Dios fue capaz de abrir el Mar; si Dios demostró su gran misericordia y su gran poder una y otra vez en el pasado, lo puede volver a hacer. Más que centrarnos en nuestros problemas, debemos centrarnos en el poder de Dios. Y si Dios ha actuado en el pasado, también puede hacerlo en el presente. La fe nos da las fuerzas para esperar, y para ser pacientes. Confía en Dios. Que el Señor te bendiga.