Episodios

  • Del diamante al bastión de resiliencia
    Jun 5 2025


    La lección que dejó María

    Cuando el huracán María arrancó postes, puentes y antenas, Puerto Rico perdió la voz. Más del 90 % de las torres celulares cayó en las primeras 48 horas y cerca de la mitad de los municipios quedó aislada. Aquel silencio ensordecedor reveló algo esencial: la infraestructura que salva vidas debe estar a distancia de una caminata cuando todo lo demás falla.


    El tesoro que ya tenemos

    En casi cada barrio hay un parque de pelota. Entre canchas de béisbol, sóftbol y soccer existen unas mil instalaciones repartidas por toda la Isla. Aunque los registros oficiales son incompletos, esos diamantes ya están ahí, esperando un nuevo uso.


    Nace el “Centro de Resiliencia 5K”

    Imagina transformar esos parques en Centros de Resiliencia 5K —llamados así porque ningún vecino quedaría a más de 5 kilómetros (5,000 metros) de un refugio seguro:

    Salón abierto con ventilación cruzada y techo alto. De día sirve para zumba, graduaciones y cine comunitario; en noche ciclónica se llena de literas pre-apiladas y kits de emergencia guardados in situ.


    Baños y duchas accesibles, con rampas y agarraderas listas para personas mayores o con movilidad reducida.


    Cocina comercial que normalmente vende frituras y empanadillas, pero en emergencia alimenta a 250 personas sin depender de la red eléctrica.


    Oficina municipal de Manejo de Emergencias blindada, con su propio pulmón energético: un generador diésel conectado a un tanque soterrado de 4,000 – 5,000 galones. Tratado cada año, el combustible puede durar décadas.


    Paneles solares y baterías LFP que cubren el consumo diurno y alivian la carga del generador.


    Mástil de radioaficionado KP4 para mantener comunicación aun si vuelven a caer las torres celulares; un router satelital aporta una tercera ruta de datos.


    Helipuerto marcado sobre el outfield para evacuar heridos o recibir medicinas cuando los puentes colapsen.



    Estacionamiento dual: hoy alberga los autos de los peloteros; mañana recibe camiones cisterna y cargamentos de ayuda.


    Por qué tienen que estar a 5 kilómetros

    Una persona puede caminar 3 millas (≈ 5 km) en menos de una hora, aun sorteando escombros. Esa distancia elimina la dependencia del automóvil cuando las carreteras se hunden. Con unos 200 Centros de Resiliencia 5K bien ubicados, toda la Isla quedaría cubierta.

    Mucho más que refugios

    Un edificio que solo se usa en emergencias se oxida. Un Centro 5K vive a diario: la junta comunitaria revisa las literas cada mes, los scouts chequean el generador los sábados, los KP4 practican su abecedario fonético al atardecer. Uso cotidiano significa mantenimiento preventivo y, sobre todo, tejido social activo.

    El precio de la seguridad cercana

    Rehabilitar cada parque, levantar salón, baños, cocina, paneles, tanque, helipuerto y radio cuesta alrededor de $1.4 millones. Multiplicado por 200, hablamos de unos $280 millones: menos del 1 % de los fondos federales ya asignados a la reconstrucción post-María pero todavía varados en la burocracia. Es lo que costaría blindar cada barrio con techo, energía y voz propios.

    Cómo empezar

    Mini-censo vecinal: localiza todos los parques en un radio de 5 km.


    Reclama planos y títulos al municipio —la gente debe saber qué es suyo.


    Forma un comité CERT-KP4 y busca alianzas con ingenieros, arquitectos y cooperativas de crédito.


    Presiona al legislador con un proyecto de Centro 5K: cifras claras, costos en mano. El dinero existe; falta la fila de vecinos decididos a que no se lo nieguen.


    María nos recordó, con fuerza brutal, que la naturaleza no concede prórrogas. También mostró un mapa de solidaridad espontánea: donde faltó todo, apareció gente ayudando a perfectos desconocidos. Convirtamos esa energía en infraestructura permanente. El diamante ya está allí; solo hay que trazar nuevas líneas de cal para que se vuelva el corazón resiliente del barrio.

    ¿Quieres impulsar un Centro de Resiliencia 5K en tu municipio?

    Escríbeme o deja tu comentario. El próximo huracán no esperará, y nosotros tampoco.

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    6 m
  • Rugir para Existir
    Jun 5 2025

    Rugir para existir: la cronología circular de los motores clandestinos en Puerto Rico

    De los sand buggies sesenteros a las four tracks de hoy, bajo la lente de Frantz Fanon

    El estrépito no es nuevo, sólo cambia de cilindrada. En los años sesenta, los sand buggies improvisaban dunas donde el urbanismo dejaba escombros junto al mar de Isla Verde. En los ochenta, el regateo clandestino convertía la PR-2 en pista de cuarto de milla después de la medianoche. En los noventa aparecieron las crotch-rockets japonesas; hoy, las caravanas de four tracks y Can-Am se cuelan por avenidas y autopistas, desbordando a una policía que llega siempre un segundo tarde. Cada generación estrena vehículo, pero la escena se repite con la precisión de un disco rayado.

    Frantz Fanon, en Los condenados de la tierra, sostuvo que la violencia colonial no termina cuando el colono baja el fusil; se instala en la mente del sometido y, con el tiempo, se vuelca contra su propio cuerpo social. La isla se convierte en lo que él llamó la “zona del no-ser”: un espacio donde la ley vigente no confiere dignidad y, por tanto, puede ser negada a toda velocidad. El asfalto boricua es ese territorio simbólico. Quien acelera sin tablilla no sólo desobedece un reglamento vial; orquesta un acto de soberanía efímera en un entorno donde las leyes se perciben ajenas y la representación política, remota.

    La velocidad cumple otra función: repone una masculinidad que el orden colonial mantiene en suspenso. Carecemos de ejército propio, de industrias pesadas o rascacielos corporativos que proyecten poder; nos queda la máquina ligera, fácil de modificar, ruidosa y visible. El hombre que cruza Santurce sobre dos o cuatro ruedas sin placa pone su virilidad—negada en la esfera institucional—sobre el lienzo de la calle. El motor se vuelve lengua y el mofle, altavoz.

    Esa teatralidad, sin embargo, carga un precio: muertes viales que se concentran en los barrios más pobres, peatones que saltan a un lado para salvarse, ciudadanos que internalizan la idea de que el desorden es consustancial al puertorriqueño. La violencia que Fanon diagnosticó regresa como boomerang: al reclamar un instante de poder, el colonizado refuerza el estigma con el que se le gobierna. El Estado—colonial y local—responde con decomisos, multas y operativos relámpago. Confisca los buggies, impone tablillas a las motoras, encierra four tracks. Luego surge un artefacto nuevo que reanuda el ciclo.

    ¿Hay salida? No reside en legalizar la anarquía ni en endurecer penas vacías. Exige reconocer que el rugido denuncia una herida política aún abierta. Mientras persista la sensación de vivir bajo normas dictadas desde lugares y voces externas, siempre habrá quien tome el acelerador como bandera. La respuesta pasa por crear espacios—físicos y cívicos—donde esa energía se canalice sin convertirse en amenaza: pistas off-road, licencias recreativas juveniles, foros genuinos de participación donde la fuerza se traduzca en deliberación y no en chillar goma.

    Hasta que se aborde la raíz, los motores seguirán apareciendo con nombres nuevos y decibeles más altos. Y cada arrancada nos recordará que la historia colonial no se archiva; sólo cambia de velocidad.

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    10 m
  • El mito de la Intermitencia
    May 29 2025

    En Puerto Rico, los detractores de las energias renovables achacan que no son fiables porque son energias "intermitentes". Aqui probamos que esto es un mito.

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    9 m
  • Bienvenidos a Café Irreverente
    May 22 2025

    La vida intelectualmente cómoda es una siesta.

    Café Irreverente es el despertador.

    Luis Aníbal Avilés

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    5 m
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