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A comienzos del siglo III a. de C., el Mediterráneo era testigo de la existencia de dos extraordinarias potencias: Cartago y Roma. Tras la espectacular expansión del segundo y su victoria en la primera guerra púnica, surgió la definitiva rivalidad entre ambos, la cual estalló militarmente otra vez en el 218 a. de C, cuando una de las figuras militares más importantes de todos los tiempos, el gran Aníbal, cruza los Alpes y ataca a Roma desde su propio territorio.

Luego de su aplastante victoria en Midway, Estados Unidos había conseguido frenar el peligrosísimo avance japonés que amenazaba con quitarle el dominio de Hawaii, la única base segura con la que contaban. El dominio de la isla de Guadalcanal, clave en la comunicación entre Oceanía y las posesiones norteamericanas en el Pacífico, alcanzó entonces una preponderancia estratégica significativa.

Tras el horror máximo de Hiroshima y Nagasaki, el emperador de Japón, Hirohito, obligado por la inaudita devastación de su territorio, debió pedir la paz a los Estados Unidos. Desde entonces, y con gran sacrificio del trabajador pueblo nipón, el proceso de reconstrucción de su nación se llevó a cabo. Sin embargo, nadie esperó jamás los límites de crecimiento que experimentaría.22

Fue el enfrentamiento final entre las fuerzas del peruano Felipe Santiago Salaverry y el boliviano Andrés de Santa Cruz, el 7 de febrero de 1836 en Arequipa (provincia del Perú), donde el primero fue derrotado y luego fusilado consolidándose de ese modo la creación de la Confederación Perú-Boliviana y la división del Perú en dos estados.

Una de los conflictos bélicos más devastadores de los que acontecieron entre Génova y Venecia a finales del siglo XIV. La disputa por el control de la isla de Ténedos en el Mar Egeo provocó el estallido de una contienda que formó parte de una serie de conflictos entre estas dos repúblicas italianas, que competían por el control del comercio mediterráneo durante la Edad Media.

La historia de los tres enfrentamientos militares más famosos de la Antigüedad. Roma y Cartago, las dos potencias de la época, se enfrentaron encarnizadamente en pos de la supremacía mundial. En un principio, el éxito parecía sonreír a los romanos, sin embargo, muy pronto los cartagineses cambiarían el curso de los acontecimientos tras la aparición de quizás el mayor genio militar de la historia: Aníbal.

También conocida como el día del Gran Crack, este episodio bursátil fue la más devastadora caída del mercado de valores en la historia de la Bolsa en Estados Unidos. El efecto producida por ésta, no sólo determino la ruina de millones de norteamericanos, sino también el desastre económicos de decenas de países arrastrados por la larga duración de sus secuelas.

Legendario hogar de la cultura del valle del Indo y una región histórica por sus rutas comerciales y grandes imperios, el subcontinente indio, uno de los más poblados de la Tierra, es apreciado por su flora y fauna diversa, sus progresos en la economía, y la magia de sus atractivos turísticos.

Luego de finalizada la I Guerra Mundial, quedó muy claro que el país más afectado fue Alemania. De este escenario se aprovecharía el jefe del partido Nazi Adolf Hitler, quien gracias a una prédica incendiaria, nacionalista, xenófoba y racista, buscaría iniciar una nueva guerra. Polonia, el débil país vecino del Este, sería su primer objetivo, iniciando así la II Guerra Mundial en 1939.

Entre 1899 y 1901 los soldados bóxers protagonizaron un levantamiento en contra de la influencia comercial, política, religiosa y tecnológica de varios países extranjeros en China. El movimiento antioccidental iniciado por los bóxers los llevó a enfrentarse a ocho naciones aliadas, entre ellas Japón, Reino Unido y Alemania en un conflicto que convirtió en héroes en la memoria colectiva de su país.

En realidad esta debería ser la historia de uno de los más bellos poemas épicos de la historia de la independencia norteamericana, basada parcialmente en un hecho real: la cabalgata llevada a cabo la noche del 18 de abril de 1775 por el patriota Paul Revere...aquella su célebre frase: ¡Vienen los Ingleses!...nunca fue pronunciada a voz en cuello, aunque sí en el papel por el poeta romántico Henry W. Longfellow. Hijo de un inmigrante francés y criado en un modesto hogar americano de mediados del siglo XVIII....

Mágica, asombrosa, turística, germen de una sociedad altamente espiritual y cortada por la majestuosidad de los Himalayas, este país asiático es el corolario de una historia marcada por la turbulencia de su clase política, la belleza insondable de sus paisajes naturales y por la enorme miseria de su pueblo. Descúbrala con nosotros.

Para comienzos de la primera década del siglo XX, Europa completa se hallaba inmersa en una evidente, pero secreta batalla armamentista. Viejos rencores, sed de revanchas y ambiciones territoriales, hacían inevitable una guerra que nadie parecía declarar. Sin embargo, la muerte del Archiduque Francisco Fernando (28 de junio de 1914), fue el detonante que embarcó al planeta en una guerra de espantosas consecuencias.

Pocos sucesos históricos tan importantes y tan determinantes para la historia de la humanidad como la Revolución Francesa, el acontecimiento político más importante de la Europa de fines del siglo XVIII. La espantosa miseria del pueblo francés, el enfrentamiento entre el Parlamento y el rey Luis XVI, y el lujo descarado de Versalles, obligaron al país a acariciar dos grandes ideales: La libertad, y la fundación de la República.