Episodios

  • El ser humano en el camino interior
    Jul 3 2025

    El ser humano en el camino interior


    Cuando hemos encontrado el camino interior y comprendemos que es un camino de acercamiento a lo real, a lo no aprendido externamente, a lo no sujeto al cambio, el espacio y el tiempo, entonces, sabremos que es un camino único y personal, que solo podemos recorrer uno mismo y que todo lo exterior hemos de dejarlo al margen.


    Ese “uno mismo” sabe que ningún elemento externo puede tocar nuestro viaje interior, que cualquier cosa podría hacernos perder el rumbo si lo dejamos actuar en nuestra consciencia.


    Por ello, cuidamos muy mucho el compartirlo y necesitamos disponer de tiempo y espacio para sentirnos recorrerlos en base a lo real.


    Podemos entender por real a nuestra sensación de existir al margen de todo, del tiempo y el espacio y de cualquier acto que podamos realizar.


    No necesitamos ser escuchados, entendidos o comprendidos. No necesitamos caminar en compañía de nadie, es algo que solo compete a uno mismo.


    Podría ser similar a entrar en un agujero de gusano en el que lo exterior parece desaparecer mientras avanzamos más y más hacia la fuente de nuestro existir.


    Es posible que deseemos compartir nuestro avance interior con los demás, de intentar ser acompañados en grupo y en esa labor, es posible que aveces parezca que resulta y hay un avance compartido. Requiere una disciplina muy especial el recorrer el camino interior en verdad, uno mismo, y a su vez compartir el efecto en el exterior.


    Cuando iniciamos en verdad el camino interior se produce una profundización en uno mismo tan grande y tan real, que sabemos que realmente no se puede compartir, ya que el camino de los demás puede estar aún sostenido en el exterior que uno mismo muestra a los demás.


    Se podría afirmar que ningún camino interior puede cruzarse con el de otra persona y sin embargo prestamos un servicio a la evolución del todo.


    No está reñido el camino interior personal con la vocación de compartirlo, si realmente somos impasibles ante el uso que se haga de nuestra imagen aparente en el camino del otro.


    Se podría decir que solo hay dos posibilidades, separarse de los demás mientras recorremos el camino interior o seguir con nuestra vida humana de relaciones mientras lo hacemos.


    Se trataría en este segundo caso, de estar totalmente centrados en el camino personal mediante nuestra concentración y a su vez mostrando nuestra realidad a los demás como haría el Sol, sin recibir ningún efecto de su estado de ser.


    Antes, nuestro avance era como una tunería llena de incrustaciones que impedían el paso, que nos afectaban. Ahora, cuando conectamos con el camino interior es como si la tubería estuviese limpia y pudiéramos discurrir sin obstáculos.


    Ahora, reconocemos nuestro ser real en el interior, aunque sea simplemente a través de la sensación de ser y existir. Poner nuestra atención únicamente en esa base nos permite avanzar hacia la verdad de ser.


    No querremos que se muestre nada, ni pondremos ninguna intención, únicamente permaneceremos en la escucha de esa realidad cada vez más clara y notable.


    La propia Verdad siempre será más interesante y sugerente mientas se va mostrando mediante nuestra receptividad.


    Veremos que en ese recibir estamos entrando en contacto con una dimensión diferente donde no existe diferenciación. Se experimenta como un continuo de una realidad común.


    Vemos que en esa percepción de esa realidad interior podemos permanecer y podremos entender que es el modo en que nos vamos cuando nos separamos de la realidad física.


    Estado en el que nos podemos mantener mientras vivimos, si sostenemos nuestra atención dejándonos ser.


    Es un proceso natural que todos los seres humanos podemos recorrer y sin duda recorremos cuando nuestra vida física termina.


    Es la manera en que dejamos la realidad individualizada para pasar a la realidad conectada.


    Es posible vivir la vida humana estando conectados con la realidad unificada de nuestro interior.



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    12 m
  • ¿Para cuándo la integración?
    Jul 2 2025

    ¿Para cuándo la integración?


    La vida humana ha de ser para vivir como tal ser humano, contrastando notablemente la incomodidad que muchos sentimos por ello.


    El no sentirnos integrados en nuestra vida humana, sus características, ha de ser porque pertenecemos o añoramos una realidad diferente, lo que es la causa de nuestro desencuentro.


    Se trata como de un estigma que nos impulsa en la búsqueda de lo diferente a todo, de una realidad afín a lo que interiormente sentimos ser.


    En esa intención de soltar lo aparente y reconectar con la realidad interior nos lleva a un punto en el que somos conscientes de entrar en una realidad diferente con lo que nuestra presencia como ser humano aparenta alejarse cada vez más de uno mismo.


    En ese punto, puede que queramos parar ya que veremos que lo que consideramos estar en lo humano pareciera que lo perderíamos.


    Delante nuestro el camino interior y alrededor todo va perdiendo importancia para uno mismo.


    Entonces, si he nacido como humano, ¿tiene sentido separarme de esa experiencia? ¿No perderé la posibilidad de comunicarme de igual a igual con los demás?


    Puede ser que permanezcamos en este impasse de espera por mucho tiempo por miedo a perder el contacto íntimo con los seres humanos y que nos impida establecer ese contacto de tu a tu.


    El hecho de conectar conscientemente con la realidad interior, ¿supone incapacitarnos para sentirnos unidos y conectados con los demás?


    De un modo u otro, intuimos que nos acercamos a ese momento de hacernos uno con el ser interior y esa cercanía nos va a permitir ir tranquilizando y aclarando nuestra dudas, ya que hay un margen de tiempo en el que podemos percibir las dos realidades a la vez.


    El proceso es completamente respetuoso con uno mismo, sin forzamiento y basado en el libre albedrío.


    Uno decide conscientemente dar cada paso en ese camino interior y se percibe que el compromiso y la entrega a la Verdad es cada vez mayor. Mientras tanto, nuestro yo humano está en calma beneficiándose de esa paz y bienestar que aporta.


    Mientras dura ese proceso, como seres humanos intentamos llegar lo máximo en nuestro servicio a los demás, observando también los límites y dificultades de actuar en el exterior desde lo aparente.


    En la práctica, veremos que la imagen que damos a los demás, aunque esté motivada desde nuestra verdad interior aporta una imagen exterior hacia los demás y a su vez emiten una respuesta que nos llegará como reflejo.


    Tendremos que aprender a no dejarnos arrastrar por la expresión utilizada y mucho menos, dejarnos tocar dentro por lo que vemos en las acciones de los demás a un o mismo.


    De cualquier manera, uno ha de seguir inalterable su camino interior, sabiendo que seguirá emitiendo un reflejo en el mundo humano al que pertenece.


    La anticipación al acto y permanecer en el interior sin hacer, será el modo en que perseveramos en nuestro camino interior.


    Sabremos que la capacidad y la posibilidad de interactuar con los demás no la vamos a perder de manera que podemos entregarnos completamente al proceso interior.


    Podemos dar esos últimos pasos de dejar nuestra identidad humana para dejarnos ser desde dentro incondicionalmente.


    El camino entra en su fase final mientras la realidad física y humana aún siguen accesibles sin problemas.


    La respuesta a ese miedo o duda se nos da: Si uno mismos se entrega al Ser interior soltándolo todo en realidad lo está haciendo para todos.


    Es como una integración responsable de todo en uno mismo logrando la completa disolución.


    Si uno lo hace en sí mismo, en realidad lo hace en todo. Podremos permanecer en ese ser interior mientras transitamos la vida humana en Libertad.


    Si uno se entrega a ese proceso, no ha de importarnos si otros lo hacen o no. Realmente uno mismo lo hace por todos.


    Por otro lado, cada ser humano tiene la misma posibilidad de lograr la integración con su Ser y somos un representante similar en uno mismo de todos ellos.



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    18 m
  • La Verdad no es de este mundo
    Jun 19 2025

    La Verdad no es de este mundo


    Podríamos preguntarnos, ¿cuál es el límite al que podemos alcanzar a la hora de profundizar en nuestro interior?


    ¿Cómo acercarnos más a la esencia? ¿Qué hay en uno mismo?


    Si queremos obtener respuestas hemos de renunciar a catalogar o dar forma a nada que pueda surgir.


    La realidad interior es incatalogable, ni comprensible por la mente humana.


    Cualquier cosa que observemos nos llevará fuera de la propia experiencia de lo que se manifieste por nuestro hábito natural de querer comprender bajo el prisma del ser humano habitual.


    Tendremos que reconocer que no hemos de hacer nada con lo real, con la Verdad. No puede ser manejada por nuestro intelecto, pues se trata de una realidad que se escapa al aparato mental que utilizamos.


    Sabemos que la Verdad es inmodificable, que no necesita nada de nuestra aportación, ni nuestro entendimiento para existir.


    Sabemos que si queremos acercarnos a la Verdad hemos de hacerlo en completo silencio para poder contemplarla, e incluso al hacerlo ya obtendremos un reflejo al que nos trasladaremos en nuestra mente y nos alejaremos de ella.


    Las ideas que generamos en nuestra mente sobre la Verdad realmente se generan por el desconocimiento de ella.


    Nuestra idea de yo, dado que existimos, se ha generado mediante los elementos de esta realidad física, que es efímera y transitoria, y por ello, solo es un añadido que sirve de señuelo e impide que acedamos directamente a ella.


    Finalmente, hemos construido una idea de yo que necesita generar ideas pensamientos, juicios y valoraciones, para considerar que algo existe y no sabemos percibir la Verdad en sí misma y necesitamos construir una idea de ella.


    Quizás anhelamos la Verdad, pero en ese mundo exterior y separado no dejamos de querer encontrarla en ese sistema mental que se apoya en la materia.


    Hemos de agotare todos los intentos de querer encontrarla en el medio material y humano. Hemos de dejar que sea ella misma la que nos muestre su realidad y su naturaleza.


    Cualquier cosa que hagamos nos separa de nuestro centro y nos desplaza en los actos, por ejemplo, de buscar la Verdad.


    Siempre es un intento, un acto y un volver al puente de partida, ya que no hay forma de expresar lo real en esta dimensión física que se caracteriza por su impermanencia.


    Cuando desisto de querer representarla en ningún modelo, entonces tengo la alternativa de dejarme sentir desde dentro. Es cuando puedo percibir que la Verdad me acompaña siempre.


    ¿Qué ocurre si en esa contemplación de lo que es, realizo alguna acción para manifestarlo, entenderlo, tocarlo? Pues que me separo de la presencia silenciosa de la Verdad para reflejarla en ese acto o representación. Me estoy separando de ella.


    Vemos que cualquier intento que realizamos con respecto a la Verdad es inútil y no logramos más que crear un reflejo o un símbolo de ella.


    Aprendemos que no hemos de hacer nada con ella, que nos mantengamos atentos a su silenciosa compañía

    Quizás contemplarla como si estuviese en el centro de todo, como si fuese nuestra médula espinal.


    En la vida humana hemos aprendido que toda la realidad interior se ha de reflejar en algún tipo de acto, hablar, pensar, actuar, etc.


    Por ese motivo nos resulta tan difícil dejar a la Verdad simplemente en nuestro interior, pues no puede expresarse de ningún modo mediante las posibilidades que nos da la materialidad.


    Veremos que por debajo de cada uno de nuestros actos existe un ser real que somos realmente y que nos creemos supeditados a una manifestación, pero que realmente existimos antes de cualquier acto.


    Al igual que la Verdad existe sin mostrarse, sin hacer, también nuestro ser real interior existe sin necesitar revestirse de acción o materia.


    Al estar tan habituados a reconocernos a través de nuestros actos mediante los que se nos valora socialmente nos vemos representados por ellos y a su vez somos esclavos de un reflejo de la Verdad que somos, en vez de permanecer en Ser.

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    16 m
  • La actitud correcta frente a la Verdad
    Jun 19 2025

    La actitud correcta frente a la Verdad


    ¿Qué es lo que quiero alcanzar cuando medito? ¿Es posible alcanzar lo real y la Verdad en mi interior?


    ¿En qué consiste de dejar a un lado la idea de yo para lograr identificar una realidad que me define y engloba a lo real?


    ¿En qué consiste esa transposición de nuestra consciencia para que la Verdad sea reconocible y percibida?


    ¿Voy a desaparecer o podré acercarme a la verdad sin dejar de ser yo?


    ¿Cómo reconocer si lo que estoy haciendo me está acercando al a Verdad?


    Ha de ser algo mucho más real y fundamentado que lo que alcanzo a través de mi idea de yo generada por medio de mis sentidos físicos.


    ¿Cómo puedo distinguir si lo que voy percibiendo es la Verdad y no algo que construye mi anhelo, mi deseo, mi pensamiento o mi imaginación?


    Es lógico que tengamos mucha incertidumbre e intentemos rellenar los huecos que dejamos vacíos por nuestros medios. Esto es debido a que aún no hemos tenido ese primer contacto que aleja todas las dudas y que nos lleva a comprender el por qué estamos tan alejados de la Verdad.


    Nos dicen “ hay que desaparecer para que llegue lo nuevo”.


    Ni es posible desaparecer ni nada nuevo ha de llegar, que ya no sea desde siempre.


    Nada de la Verdad ha de ser creado.


    Entonces, ¿qué pasa con ese yo de uno que intenta encontrar la Verdad?


    ¿Como puedo abrirme a esa realidad interna sin dejar de ser yo? ¿Es esto posible?


    ¿Y si dejo de ser yo, quién soy?


    ¿Qué es lo que dejamos de ser según creamos o no, o según pensemos o no?


    Puesto que nuestra idea de yo, nuestro pensamiento y nuestra imaginación no pueden alcanzar, ni sustituir lo que somos es, precisamente, porque nuestro contenido mental o nuestras acciones no añaden nada a la Verdad.


    La cuestión es que sepamos capaces de reconocer la verdad en uno mismo y para ello todos esos instrumentos que utilizamos no nos sirven. Si lo hacen, es únicamente para generar sombras que realmente nos impiden percibir lo real.


    Vemos que en ese dejarnos sentir lo real en nosotros sin generar nada, vamos a permanecer en el reconocimiento silencioso de ser parte de la Verdad en uno mismo.


    En ocasiones hemos podido tener experiencias místicas espontáneas que nos han llevado a alcanzar estados fugaces de gozo y de contacto con la Verdad. Es en esos momentos cuando inevitablemente intentamos reconocer, alcanzar, interpretar y poseer algo que no es de la realidad humana, sino del mundo unificado interior.


    Entonces, enseguida decimos, “lo he conseguido”, aunque con la misma velocidad que legó se escapa de nuestras manos.


    Hay que verlo como un regalo que nos llegó y debemos retener más bien la disposición que teníamos en esos momentos y que fue lo que abrió esa brecha por el que se filtro momentáneamente la luz de la Verdad.

    Querremos reproducir esos momentos especiales y seguramente no lo conseguiremos.


    Quizás reflexionar sobre la naturaleza es ese contacto y la disposición interior a recordarlo o a permitir que ocurra de nuevo será lo que nos permitirá abrirnos incondicionalmente a que ese contacto se mantenga.


    Si intentamos que vuelva a ocurrir con la mejor disposición, seguramente estaremos aportando cuestiones personales frente a una realidad que solo es unidad.


    La unidad no puede percibirse donde hay individualidad y separación, por lo tanto, diferencia.


    Todos los intento que realicemos que se basen en el “yo hago” llevan en sí mismo la marca de la imposibilidad.


    Hay que resignarse y aceptar que no depende de uno, que la Verdad no puede expresarse en lo separado, en la carencia de no querer ver la Verdad al margen de todo.


    La Verdad no puede ser contenida en ninguna expresión. Es necesario dejarla tal cual es, perfecta, incondicional y completa.


    Finalmente vamos a asimilar que para relacionarnos con la Verdad hemos de disponer de una actitud adecuada, un saber estar delante de ella sin pretender ser su reflejo, sino, en todo caso, nosotros


    continúa,....

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    16 m
  • Camino interior y compasión
    Jun 19 2025

    Camino interior y compasión


    En una vida tan inmersiva, en la que nos abstrae de semejante modo, cuando logramos aislarnos de su influjo para detectar y reconocer nuestra realidad interior, es realmente difícil sostenernos en esa consciencia, perseverar.


    Una y otra vez nos veremos absorbidos por el devenir de los sucesos vitales y sociales y cederemos nuestra consciencia en favor del ser humano natural que estamos transitando.


    Si queremos avanzar y sostenernos en esa consciencia interior de ser libre, tendremos que emplearnos a fondo, con gran atención y constancia, para lograr mantenernos conscientes de ese ser interior que hemos descubierto.


    Necesitaremos entrar en meditación una y otra vez para poder sostenernos en ese nivel de consciencia de uno mismo.


    Cuando volvamos a nuestro espacio interior y permanezcamos el tiempo suficiente con la disposición adecuada recuperaremos ese estado tan grato de ensancharse por dentro, en el que nos renovamos, recordamos el estado real de ser y podremos reafirmar nuestro deseo de avanzar en ese camino interior.


    Nuestro interior nos muestra que siempre estará esperándonos dentro, que encontraremos nuestro hogar cada vez, siendo más diestros cada vez en ello.


    La realidad interior que encontramos de nosotros mismos pertenece como a otro plano de manera que mientras disponemos de vida corporal esa realidad se expresa a través de nuestro cuerpo temporalmente, pero solo es una expresión efímera de una realidad permanente.


    Como tal, podremos ver la totalidad material, animada e inanimada, como una expresión continua de una realidad interior, y por ello, podremos desvincularnos e incluso vincularnos de cualquiera de las formas expresivas de la misma.


    Al profundizar en ello, podríamos llegar a experimentar que somos una realidad interior al margen de cualquier expresión material, deslocalizándonos de nuestro cuerpo.


    Podemos profundizar hacia esa realidad lo que deseemos, disponiendo de un punto de observación privilegiado para contemplar el transcurso de nuestra vida humana.


    Entonces, nos podremos preguntar, ¿qué es lo que voy a hacer con mi vida humana?


    ¿Tenemos objetivos? ¿Apegos? ¿Creemos que lograremos algo en ella que no sea efímero?


    Nos sumerjamos o no en esos propósitos humanos hemos de reconocer que siempre volveremos a ese ser interior que siempre ha estado antes de hacer nada.


    Se experimenta cierto cansancio en no ver una muestra de que lo que se logra exteriormente sea realmente un contacto real desde el interior de uno mismo y una consciencia de otro ser.


    Cuando se comparten estas cosas con otros seres humanos, lo que se establece ¿es algo que sobrepase la visión externa de la realidad material o se puede lograr realmente esa comunicación y ese compartir que nos pondría en contacto desde la realidad interior?


    Todo lo que hemos intentado desde un inicio son momentos que quedaron atrás, momentos en los que se puso una esperanza en el acto y vemos que siempre es lo mismo.


    Un ser que es antes de hacer que pretende manifestarse en el hacer para crear otro momento y finalmente volver al estado ser.


    Sabido esto, uno se pregunta, ¿cómo puedo dar sentido a mis acciones humanas de forma que los actos reflejen nuestra identidad real interior y no se conviertan en referencia sobre lo efímero?


    Sabemos ya, que lo importante es permanecer en la consciencia, más allá de toda acción y desearíamos disolvernos en la consciencia de ser, mientras que al mismo tiempo la energía base sostenible, sigue manteniendo nuestro cuerpo y nuestro estado humano individualizado.


    Seguir viviendo al tiempo de tener despierta nuestra realidad interior, dejándonos por el transcurrir de la vida y sus normas, es una forma de vivir bien diferente a la habitual, donde estamos tan aferrados a la realidad y la identidad generada por nuestro cuerpo físico.


    No es uno mismo el que decide estar, es la energía base la que sostiene nuestra vida humana, seguramente con algún objetivo o motivo.



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    16 m
  • La guía en el camino interior
    Jun 18 2025

    La guía en el camino interior


    Disponemos de individualidad y de libre albedrío. Por ello, podemos dirigir nuestro camino de experiencias y aprendizajes libremente, lo que no nos incapacita para conocer y percibir la Verdad.


    La búsqueda de la Verdad quizás surge una vez hemos agotado todos los caminos o incluso sin recorrernos, cuando uno mismo decide encontrar la Verdad.


    A la vuelta de todas las experiencias siempre es la misma situación, todo pasó, quedó atrás.


    Después de cualquier intento de experiencia exterior siempre volvemos a nuestro interior cargados de las sensaciones vividas quedando como un residuo en nuestro interior.


    En la vida humana no podemos hacer otra cosa que intentar hacer algo, manifestar algo, ya que no hacer nada implicaría dejar de respirar. Parece imposible mantener la vida sin hacer.


    Entonces, a la vuelta de toda experiencia volvemos a nuestro interior bajo los efectos del intento, quizás en meditación, donde podremos plantearnos, ¿tiene sentido hacer algo? ¿Contactar con personas para hacer o experimentar algo?


    Desde ese aprendizaje de que todo pasa y queda en el olvido, ¿tiene interés querer manifestar nuestra realidad interior en los actos que finalmente pasan? ¿Logramos algo verdadero mediante nuestros intentos? ¿Logramos sostener nuestra sensación de ser de forma invariable mientras hacemos y vivimos?


    ¿Conseguimos una relación directa desde nuestro interior en nuestras relaciones con los demás sin dar chance a la idea de yo soportada por nuestra apariencia humana?


    ¿Seríamos capaces de interactuar con los demás desde nuestro interior sin mediar con la idea de yo que tenemos mutuamente con el otro?


    Mediante la interiorización y la meditación llegamos a ese espacio donde nos reconocemos reales y durante mucho tiempo será en único lugar donde nos sostendremos en ese ser que somos. Será con el tiempo y con la práctica que lograremos manifestarnos exteriormente sin dejar oculto nuestro ser real.


    Lograr sostener la sensación desnuda de ser y lograr percibir la realidad interior desnuda del otro será un gran logro. Dejándonos ser, dejaremos ser al otro.


    Se trata de observar si en el momento de hacer o compartir con el otro estaremos poniendo la preponderancia en el propio acto de compartir, de manera que este acto represente un límite de ser para nuestro interior.


    No podemos circunscribirnos al propio acto como reflejo de la Verdad que somos. El acto en sí mismo siempre será un límite expresado de la experiencia real de Ser.


    Por todo ello, debemos prestar mucha atención en ver si nuestro foco interior se desplaza en el acto realizado.


    Después de las experiencias y los actos, tendremos la oportunidad de volver dentro y reflexionar si nos hemos desplazado en los actos, si hemos dejado de ser el Ser que es.


    Es normal cuestionarse si debemos hacer algo que no sea permanecer en nuestro interior para no desconectarnos de lo real.


    Realmente ¿podemos hacer algo que cambie el modo en que los seres humanos vivimos proyectados en una realidad efímera que pasa? Quizás para uno mismo si pero ¿podremos establecer en algún momento ese contacto consciente y real con el otro?


    Cuando nuestra realidad interior es lo más importante para uno mismo casi que no quisiéramos intervenir en nada o lo menos posible en el devenir de las cosas humanas, que sean las que sean pasarán.


    Quizás ¿el sentido de permanecer sea mantener ese contacto con la realidad interior y dejar que nuestra presencia se sostenga mientras los sucesos transcurren?


    Si uno decide seguir el camino interior hemos desvincularnos de nuestros actos, de sus efectos y consecuencias, pues no podremos seguir ese camino si seguimos afectados por el juicio o el parecer sobre lo que nuestra presencia física y nuestros actos aparentes se observen desde fuera por los demás.


    No cabe duda que esa decisión de seguir el camino interior basado en la realidad interior que se va manifestando nos va a ,....


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    13 m
  • Integrando la Verdad Ser
    Jun 18 2025

    Integrando la Verdad Ser


    Cuando nuestro interés es conocer la Verdad, realmente lo decidimos desde nuestra consciencia, de forma responsable, pretendemos establecer un contacto interior con la Verdad que estamos seguros existe.


    La relación de nuestro interior con la Verdad ha de ser completamente real, sincera y muy personal.


    Hemos de entender, que entrar en contacto con la Verdad no deba suponer nuestra separación de nuestra consciencia humana, tal y como disponemos de ella en este momento.


    Ha de haber una identidad consciente personal que se sostiene en el acto de acercarse a la Verdad para experimentarla o constatarla.


    De algún modo, la Verdad y nuestra consciencia de sí mismo individual, han de permanecer algún instante como mirándose la una a la otra, sin saber a priori lo que ocurrirá.


    Sabemos que la Verdad no debe anular nuestra libertad, ni nuestra sensación de ser reales separadamente.


    Quizás tengamos un miedo a desaparecer ante la Verdad, pero ¿realmente desaparecemos?


    Nos reconocemos en base a la individualidad y separación de nuestro cuerpo frente a los demás, pero ¿no será ese el motivo por el que tenemos ese miedo, el considerarnos que somos un cuerpo que muere siendo parte de la Verdad?


    Dejar todo nuestro aprendizaje, nuestros conceptos, nuestras bases del entendimiento, no significa desaparecer, seguimos existiendo aunque vaciemos nuestra mente y nuestra memoria de todo.


    No se trata de negarse a uno mismo, se trata de separarse del concepto de lo que creemos ser y no sustituirlo por ningún otro concepto, para pasar a percibir únicamente que existimos, hagamos o no hagamos.


    Hemos aprendido a reconocernos como algo separado, pero ese algo que se reconoce a sí mismo en el interior como algo separado, no es el cuerpo, ni la idea de yo separado, sino simplemente un observador distraído en el mundo de la forma.


    Hemos de soltar el hábito de reconocernos como reales en base al reconocimiento de la realidad separada e individual de nuestro cuerpo. Somos reales en el interior al margen del cuerpo e interiormente disponemos de capacidad para reconocernos como una realidad interior.


    En ese soltar la identificación con la forma nos damos cuenta de que la sensación de ser y existir sigue y se mantiene inalterada después de soltarlo todo, es decir, permanece e incluso se amplifica.


    Podemos sostener ese percibirnos dentro al margen de todo pensamiento, idea, o recuerdo.


    En esa contemplación reconocemos que hay un soporte, una fuente, un origen de esa sensación de existir. Hay una voluntad que nos sostiene en el existir.


    Hagamos lo que hagamos somos sostenidos y no solemos reparar en ello.


    Es cuando no hacemos nada, cuando no queremos aprender ni observar, cuando se manifiesta en su verdadera intención de mantenernos en el existir.


    Si nos dejamos ser podremos percibir una relación íntima con la energía que nos sujeta en el existir.


    Desde ese dejarse, es como podemos establecer una comunicación con lo que es Verdad.


    La energía base que nos sostiene, sin duda proviene de la Verdad, es una Verdad en sí misma.


    Hay consciencia y un para qué en la energía que nos sostiene. Se puede hablar de una entidad o identidad Ser que nos ampara y da soporte y por ello podemos establecer comunicación con él si aprendemos su lenguaje.


    Podemos abrirnos a esa energía Ser en la misma medida en que se nos muestre de forma ilimitada.


    La experiencia de percepción de lo real se sostiene porque hay más afluencia de luz desde el interior. Se trata de una realidad oculta para el mundo humano exterior que podemos conservar en nuestro interior.


    Ese interior que percibimos tiene voluntad de ser y forma parte de la Verdad y por ello podemos anhelar un contacto más directo y amplio.


    En ese dejarnos sentir desde la realidad interior podemos emitir también desde nuestra sensación un contacto energía hacia el Ser de manera que manifestemos nuestra verdadera disposición de establecer comunicación con él.



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    14 m
  • Reconocernos en la Verdad
    Jun 18 2025

    Reconocernos en la Verdad


    Muchas veces nos habremos preguntado en privado, ¿qué es la verdad? ¿qué es lo real?


    Consideramos que lo que vemos y palpamos, lo que podemos compartir con los demás, es real y no nos supone un problema considerarlo como tal. Es una realidad compartida.


    Pero cuando se refiere a lo real en nuestro interior, algo que no podemos tocar, aunque siempre está ahí, entonces, solemos ignorarlo y preferimos no compartir ese cuestionamiento externamente.


    Los objetos materiales, aunque cambiantes en parte, siempre están para poder constatar nuevamente que son reales. ¿Pero cómo podemos constatar la realidad interior?


    Necesitamos desarrollar la capacidad de “tocar desde dentro” de manera que podamos sostener ese contacto con lo real.


    Si hay algo real en nuestro mundo interior, ¿por qué no vamos a ser capaces de tocarlo?


    Sin duda, se trata de una dimensión diferente a la física pero que igualmente que ella, ha de poder ser tocado desde esa misma realidad interior en su dimensión.


    Si repetimos ese “tocar desde dentro” de manera continuada durante los días, seguramente desarrollaremos la capacidad de constatar que se trata de una realidad en su propia dimensión, a la que pertenece nuestro interior. Con la práctica la acción interior será tan, o más, real que tocar con las manos.


    En el mundo físico podemos preguntar, ¿quién es el que toca? El que toca es mi mano física.


    En el mundo interior podemos preguntar, ¿quién es el que toca? Toca mi realidad interior.


    Así, igual que reconocemos la realidad de nuestro cuerpo, también hemos de reconocer la realidad de nuestro interior como sujeto y observador. Tanto si estamos atentos a lo físico como si estamos percibiendo el mundo interior. Por cierto, común a todo.


    Reconocemos de este modo que somos una realidad interior al modo de identidad interior con capacidad de actuar, ver e interrelacionarse.


    Si vamos reconociendo esta realidad resultará muy interesante indagar en quién es esa realidad que tiene la capacidad de sentirse desde dentro y de comunicarse desde dentro con la realidad interior de todos.


    Descubrimos que en nuestro interior existe una entidad real con la que no hemos contactado plenamente aún, pero cada vez la percibimos mejor.


    Se trata de una sensación de estar abarcados por una realidad que podemos percibir, que es más grande y presente que el pensamiento de ser algo.


    Percibimos como un eco que siempre está y nos rodea.


    Podríamos decir que esa realidad que nos envuelve es la Verdad, tan esquiva y persistente.


    No acompaña siempre en todos nuestros movimientos sin indicarnos nada, como si nada tuviese que ver con lo que hacemos o dejamos de hacer, simplemente está.


    Casi lo único que podemos hacer para percibirla de forma más directa es sentarnos en meditación y contemplarla sin hacer nada, pues es la forma más idónea para sostener ese contacto y percibir que en nuestro no hacer la distancia se acorta con respecto a ella.


    Parece que fuera como una capa, una membrana, que cuanto más en calma estamos y más abiertos a contemplarla, más se nos acerca como incluyéndonos en su realidad.


    Esa membrana vemos que la podemos disolver en base a nuestro libre albedrío y decidió dejarnos acercar hasta incluirnos en ella en base a nuestro dejarnos hacer.


    El amor a la Verdad, la actitud correcta y la entrega de nuestra individualidad es lo que va a permitir que nos fundamos en la Verdad.


    Antes la percibíamos como una silenciosa presencia, después, como si nunca hubiésemos sido una realidad individual completamente unificados con ella.


    En esa unificación no se produce ningún acto o acontecimiento, ninguna manifestación, pues todo está incluido en ella y no surge reflejo alguno en esta dimensión física de las formas y reflejos.


    Vemos entonces que todas las formas y seres son expresiones individualizadas de la Verdad.


    Cada una de ellas siendo acompañadas por la presencia de la Verdad, con laposibilidsd de percibirla al igual que uno mismo.


    continúa,....

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