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Me he planteado utilizar esta plataforma para compartir lo que la visión interna de mí mismo me indica que es verdadero, con la intención de resonar contigo y lograr ser más libres para ayudar a que nuestras almas se impulsen verdaderamente desde su vocación interna y logren expresarse en la vida humana desde lo real. Para ello, voy a realizar videos de dos tipos: - Propuestas meditativas - Desarrollo de temáticasMeditación Libre Espiritualidad
Episodios
  • El ser humano en el camino interior
    Jul 3 2025

    El ser humano en el camino interior


    Cuando hemos encontrado el camino interior y comprendemos que es un camino de acercamiento a lo real, a lo no aprendido externamente, a lo no sujeto al cambio, el espacio y el tiempo, entonces, sabremos que es un camino único y personal, que solo podemos recorrer uno mismo y que todo lo exterior hemos de dejarlo al margen.


    Ese “uno mismo” sabe que ningún elemento externo puede tocar nuestro viaje interior, que cualquier cosa podría hacernos perder el rumbo si lo dejamos actuar en nuestra consciencia.


    Por ello, cuidamos muy mucho el compartirlo y necesitamos disponer de tiempo y espacio para sentirnos recorrerlos en base a lo real.


    Podemos entender por real a nuestra sensación de existir al margen de todo, del tiempo y el espacio y de cualquier acto que podamos realizar.


    No necesitamos ser escuchados, entendidos o comprendidos. No necesitamos caminar en compañía de nadie, es algo que solo compete a uno mismo.


    Podría ser similar a entrar en un agujero de gusano en el que lo exterior parece desaparecer mientras avanzamos más y más hacia la fuente de nuestro existir.


    Es posible que deseemos compartir nuestro avance interior con los demás, de intentar ser acompañados en grupo y en esa labor, es posible que aveces parezca que resulta y hay un avance compartido. Requiere una disciplina muy especial el recorrer el camino interior en verdad, uno mismo, y a su vez compartir el efecto en el exterior.


    Cuando iniciamos en verdad el camino interior se produce una profundización en uno mismo tan grande y tan real, que sabemos que realmente no se puede compartir, ya que el camino de los demás puede estar aún sostenido en el exterior que uno mismo muestra a los demás.


    Se podría afirmar que ningún camino interior puede cruzarse con el de otra persona y sin embargo prestamos un servicio a la evolución del todo.


    No está reñido el camino interior personal con la vocación de compartirlo, si realmente somos impasibles ante el uso que se haga de nuestra imagen aparente en el camino del otro.


    Se podría decir que solo hay dos posibilidades, separarse de los demás mientras recorremos el camino interior o seguir con nuestra vida humana de relaciones mientras lo hacemos.


    Se trataría en este segundo caso, de estar totalmente centrados en el camino personal mediante nuestra concentración y a su vez mostrando nuestra realidad a los demás como haría el Sol, sin recibir ningún efecto de su estado de ser.


    Antes, nuestro avance era como una tunería llena de incrustaciones que impedían el paso, que nos afectaban. Ahora, cuando conectamos con el camino interior es como si la tubería estuviese limpia y pudiéramos discurrir sin obstáculos.


    Ahora, reconocemos nuestro ser real en el interior, aunque sea simplemente a través de la sensación de ser y existir. Poner nuestra atención únicamente en esa base nos permite avanzar hacia la verdad de ser.


    No querremos que se muestre nada, ni pondremos ninguna intención, únicamente permaneceremos en la escucha de esa realidad cada vez más clara y notable.


    La propia Verdad siempre será más interesante y sugerente mientas se va mostrando mediante nuestra receptividad.


    Veremos que en ese recibir estamos entrando en contacto con una dimensión diferente donde no existe diferenciación. Se experimenta como un continuo de una realidad común.


    Vemos que en esa percepción de esa realidad interior podemos permanecer y podremos entender que es el modo en que nos vamos cuando nos separamos de la realidad física.


    Estado en el que nos podemos mantener mientras vivimos, si sostenemos nuestra atención dejándonos ser.


    Es un proceso natural que todos los seres humanos podemos recorrer y sin duda recorremos cuando nuestra vida física termina.


    Es la manera en que dejamos la realidad individualizada para pasar a la realidad conectada.


    Es posible vivir la vida humana estando conectados con la realidad unificada de nuestro interior.



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    12 m
  • ¿Para cuándo la integración?
    Jul 2 2025

    ¿Para cuándo la integración?


    La vida humana ha de ser para vivir como tal ser humano, contrastando notablemente la incomodidad que muchos sentimos por ello.


    El no sentirnos integrados en nuestra vida humana, sus características, ha de ser porque pertenecemos o añoramos una realidad diferente, lo que es la causa de nuestro desencuentro.


    Se trata como de un estigma que nos impulsa en la búsqueda de lo diferente a todo, de una realidad afín a lo que interiormente sentimos ser.


    En esa intención de soltar lo aparente y reconectar con la realidad interior nos lleva a un punto en el que somos conscientes de entrar en una realidad diferente con lo que nuestra presencia como ser humano aparenta alejarse cada vez más de uno mismo.


    En ese punto, puede que queramos parar ya que veremos que lo que consideramos estar en lo humano pareciera que lo perderíamos.


    Delante nuestro el camino interior y alrededor todo va perdiendo importancia para uno mismo.


    Entonces, si he nacido como humano, ¿tiene sentido separarme de esa experiencia? ¿No perderé la posibilidad de comunicarme de igual a igual con los demás?


    Puede ser que permanezcamos en este impasse de espera por mucho tiempo por miedo a perder el contacto íntimo con los seres humanos y que nos impida establecer ese contacto de tu a tu.


    El hecho de conectar conscientemente con la realidad interior, ¿supone incapacitarnos para sentirnos unidos y conectados con los demás?


    De un modo u otro, intuimos que nos acercamos a ese momento de hacernos uno con el ser interior y esa cercanía nos va a permitir ir tranquilizando y aclarando nuestra dudas, ya que hay un margen de tiempo en el que podemos percibir las dos realidades a la vez.


    El proceso es completamente respetuoso con uno mismo, sin forzamiento y basado en el libre albedrío.


    Uno decide conscientemente dar cada paso en ese camino interior y se percibe que el compromiso y la entrega a la Verdad es cada vez mayor. Mientras tanto, nuestro yo humano está en calma beneficiándose de esa paz y bienestar que aporta.


    Mientras dura ese proceso, como seres humanos intentamos llegar lo máximo en nuestro servicio a los demás, observando también los límites y dificultades de actuar en el exterior desde lo aparente.


    En la práctica, veremos que la imagen que damos a los demás, aunque esté motivada desde nuestra verdad interior aporta una imagen exterior hacia los demás y a su vez emiten una respuesta que nos llegará como reflejo.


    Tendremos que aprender a no dejarnos arrastrar por la expresión utilizada y mucho menos, dejarnos tocar dentro por lo que vemos en las acciones de los demás a un o mismo.


    De cualquier manera, uno ha de seguir inalterable su camino interior, sabiendo que seguirá emitiendo un reflejo en el mundo humano al que pertenece.


    La anticipación al acto y permanecer en el interior sin hacer, será el modo en que perseveramos en nuestro camino interior.


    Sabremos que la capacidad y la posibilidad de interactuar con los demás no la vamos a perder de manera que podemos entregarnos completamente al proceso interior.


    Podemos dar esos últimos pasos de dejar nuestra identidad humana para dejarnos ser desde dentro incondicionalmente.


    El camino entra en su fase final mientras la realidad física y humana aún siguen accesibles sin problemas.


    La respuesta a ese miedo o duda se nos da: Si uno mismos se entrega al Ser interior soltándolo todo en realidad lo está haciendo para todos.


    Es como una integración responsable de todo en uno mismo logrando la completa disolución.


    Si uno lo hace en sí mismo, en realidad lo hace en todo. Podremos permanecer en ese ser interior mientras transitamos la vida humana en Libertad.


    Si uno se entrega a ese proceso, no ha de importarnos si otros lo hacen o no. Realmente uno mismo lo hace por todos.


    Por otro lado, cada ser humano tiene la misma posibilidad de lograr la integración con su Ser y somos un representante similar en uno mismo de todos ellos.



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    18 m
  • La Verdad no es de este mundo
    Jun 19 2025

    La Verdad no es de este mundo


    Podríamos preguntarnos, ¿cuál es el límite al que podemos alcanzar a la hora de profundizar en nuestro interior?


    ¿Cómo acercarnos más a la esencia? ¿Qué hay en uno mismo?


    Si queremos obtener respuestas hemos de renunciar a catalogar o dar forma a nada que pueda surgir.


    La realidad interior es incatalogable, ni comprensible por la mente humana.


    Cualquier cosa que observemos nos llevará fuera de la propia experiencia de lo que se manifieste por nuestro hábito natural de querer comprender bajo el prisma del ser humano habitual.


    Tendremos que reconocer que no hemos de hacer nada con lo real, con la Verdad. No puede ser manejada por nuestro intelecto, pues se trata de una realidad que se escapa al aparato mental que utilizamos.


    Sabemos que la Verdad es inmodificable, que no necesita nada de nuestra aportación, ni nuestro entendimiento para existir.


    Sabemos que si queremos acercarnos a la Verdad hemos de hacerlo en completo silencio para poder contemplarla, e incluso al hacerlo ya obtendremos un reflejo al que nos trasladaremos en nuestra mente y nos alejaremos de ella.


    Las ideas que generamos en nuestra mente sobre la Verdad realmente se generan por el desconocimiento de ella.


    Nuestra idea de yo, dado que existimos, se ha generado mediante los elementos de esta realidad física, que es efímera y transitoria, y por ello, solo es un añadido que sirve de señuelo e impide que acedamos directamente a ella.


    Finalmente, hemos construido una idea de yo que necesita generar ideas pensamientos, juicios y valoraciones, para considerar que algo existe y no sabemos percibir la Verdad en sí misma y necesitamos construir una idea de ella.


    Quizás anhelamos la Verdad, pero en ese mundo exterior y separado no dejamos de querer encontrarla en ese sistema mental que se apoya en la materia.


    Hemos de agotare todos los intentos de querer encontrarla en el medio material y humano. Hemos de dejar que sea ella misma la que nos muestre su realidad y su naturaleza.


    Cualquier cosa que hagamos nos separa de nuestro centro y nos desplaza en los actos, por ejemplo, de buscar la Verdad.


    Siempre es un intento, un acto y un volver al puente de partida, ya que no hay forma de expresar lo real en esta dimensión física que se caracteriza por su impermanencia.


    Cuando desisto de querer representarla en ningún modelo, entonces tengo la alternativa de dejarme sentir desde dentro. Es cuando puedo percibir que la Verdad me acompaña siempre.


    ¿Qué ocurre si en esa contemplación de lo que es, realizo alguna acción para manifestarlo, entenderlo, tocarlo? Pues que me separo de la presencia silenciosa de la Verdad para reflejarla en ese acto o representación. Me estoy separando de ella.


    Vemos que cualquier intento que realizamos con respecto a la Verdad es inútil y no logramos más que crear un reflejo o un símbolo de ella.


    Aprendemos que no hemos de hacer nada con ella, que nos mantengamos atentos a su silenciosa compañía

    Quizás contemplarla como si estuviese en el centro de todo, como si fuese nuestra médula espinal.


    En la vida humana hemos aprendido que toda la realidad interior se ha de reflejar en algún tipo de acto, hablar, pensar, actuar, etc.


    Por ese motivo nos resulta tan difícil dejar a la Verdad simplemente en nuestro interior, pues no puede expresarse de ningún modo mediante las posibilidades que nos da la materialidad.


    Veremos que por debajo de cada uno de nuestros actos existe un ser real que somos realmente y que nos creemos supeditados a una manifestación, pero que realmente existimos antes de cualquier acto.


    Al igual que la Verdad existe sin mostrarse, sin hacer, también nuestro ser real interior existe sin necesitar revestirse de acción o materia.


    Al estar tan habituados a reconocernos a través de nuestros actos mediante los que se nos valora socialmente nos vemos representados por ellos y a su vez somos esclavos de un reflejo de la Verdad que somos, en vez de permanecer en Ser.

    Continúa,....

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    16 m
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