“La inmigración ya no es una crisis para EE. UU., pero la percepción puede cambiar en cualquier momento”: Nicholas Dale, desde México Podcast Por  arte de portada

“La inmigración ya no es una crisis para EE. UU., pero la percepción puede cambiar en cualquier momento”: Nicholas Dale, desde México

“La inmigración ya no es una crisis para EE. UU., pero la percepción puede cambiar en cualquier momento”: Nicholas Dale, desde México

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Miami.- La imagen de la inmigración en Estados Unidos ha dado un giro inesperado. Tras años de narrativas incendiarias y medidas restrictivas, la opinión pública estadounidense parece respirar diferente: el 79% de los ciudadanos considera hoy que la inmigración es buena para el país, un salto considerable frente al 64% registrado apenas un año antes. Así lo revela una reciente encuesta de Gallup, y lo analiza con detalle el periodista Nicholas Dale, corresponsal de El País de España, desde Ciudad de México en una entrevista con Julio Bevione para Actualidad Radio.

“Es un cambio notable y, sobre todo, inesperado si recordamos el clima de hostilidad de hace un año”, explica Dale en entrevista. “La diferencia es que hoy ya no estamos en campaña presidencial. Ha cambiado el tono, el ritmo, y eso afecta directamente cómo la sociedad interpreta el fenómeno migratorio”.

Aunque el aumento del respaldo social a la inmigración parece alentador, Dale recomienda cautela. El clima político en EE. UU. es extremadamente volátil, y la percepción pública cambia con rapidez:

“No es que haya desaparecido el problema. Lo que ocurre es que, al congelarse el ingreso de migrantes, la sensación de crisis disminuyó. La gente ya no siente que hay que ‘cerrar la frontera’, porque percibe que la entrada ya se redujo sola”.

Dale agrega un matiz importante: “La encuesta no da causalidades, solo presenta datos. Pero claramente hay una correlación entre el discurso menos estridente, la baja en los flujos migratorios, y el aumento en la aceptación”.

Uno de los temas más complejos que atraviesa la percepción migratoria es el papel de los medios de comunicación. En un país donde la polarización informativa es extrema, la forma en la que se cuenta la historia importa tanto como los hechos en sí.

“Sí, los medios influyen —afirma Dale— pero influyen dentro de burbujas. Un votante republicano y uno demócrata ven dos países distintos. Eso se refleja en los datos: el 98% de los demócratas rechaza la política migratoria de Trump, mientras que el 85% de los republicanos la respalda”.

La diferencia no es solo ideológica, es también emocional y mediática. “Videos virales, imágenes de detenciones, niños separados o deportaciones impactantes, circulan en redes, pero llegan a públicos distintos. No hay una narrativa nacional común, y eso dificulta cualquier consenso”, sostiene el corresponsal.

Un giro que podría no durar

La pregunta inevitable es: ¿este cambio en la opinión pública es real y duradero, o es apenas una pausa momentánea?

Para Nicholas Dale, todo dependerá de cómo evolucione el discurso y la acción gubernamental:

“Si la persecución a los migrantes se intensifica en los próximos meses, es probable que haya una respuesta política en las elecciones de medio término. Pero también es posible que el cansancio o la indiferencia dominen la conversación y la aceptación vuelva a caer”.

El periodista destaca un punto particularmente sensible: la criminalización de migrantes con estatus temporal como el TPS o el parole humanitario. “Personas que llegaron con documentos legales, de un día a otro están siendo tratadas como ilegales. Ese tipo de crueldad puede movilizar incluso a sectores moderados”, advierte.

América Latina observa con atención

Desde México, donde cubre de cerca las rutas migratorias, Dale recuerda que este debate trasciende las fronteras de EE. UU.:

“Cada decisión migratoria en Washington tiene efectos directos en Centroamérica, en el Caribe, en México. Y también en los miles de venezolanos, cubanos y nicaragüenses que están atrapados entre políticas cambiantes y realidades brutales.”

El periodista concluye con una reflexión potente:

“La percepción pública puede cambiar. Pero los derechos humanos, la dignidad y la justicia no deberían depender de encuestas. Son principios que deberían guiar cualquier política migratoria seria y humana.”

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