
Integrando la Verdad Ser
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Integrando la Verdad Ser
Cuando nuestro interés es conocer la Verdad, realmente lo decidimos desde nuestra consciencia, de forma responsable, pretendemos establecer un contacto interior con la Verdad que estamos seguros existe.
La relación de nuestro interior con la Verdad ha de ser completamente real, sincera y muy personal.
Hemos de entender, que entrar en contacto con la Verdad no deba suponer nuestra separación de nuestra consciencia humana, tal y como disponemos de ella en este momento.
Ha de haber una identidad consciente personal que se sostiene en el acto de acercarse a la Verdad para experimentarla o constatarla.
De algún modo, la Verdad y nuestra consciencia de sí mismo individual, han de permanecer algún instante como mirándose la una a la otra, sin saber a priori lo que ocurrirá.
Sabemos que la Verdad no debe anular nuestra libertad, ni nuestra sensación de ser reales separadamente.
Quizás tengamos un miedo a desaparecer ante la Verdad, pero ¿realmente desaparecemos?
Nos reconocemos en base a la individualidad y separación de nuestro cuerpo frente a los demás, pero ¿no será ese el motivo por el que tenemos ese miedo, el considerarnos que somos un cuerpo que muere siendo parte de la Verdad?
Dejar todo nuestro aprendizaje, nuestros conceptos, nuestras bases del entendimiento, no significa desaparecer, seguimos existiendo aunque vaciemos nuestra mente y nuestra memoria de todo.
No se trata de negarse a uno mismo, se trata de separarse del concepto de lo que creemos ser y no sustituirlo por ningún otro concepto, para pasar a percibir únicamente que existimos, hagamos o no hagamos.
Hemos aprendido a reconocernos como algo separado, pero ese algo que se reconoce a sí mismo en el interior como algo separado, no es el cuerpo, ni la idea de yo separado, sino simplemente un observador distraído en el mundo de la forma.
Hemos de soltar el hábito de reconocernos como reales en base al reconocimiento de la realidad separada e individual de nuestro cuerpo. Somos reales en el interior al margen del cuerpo e interiormente disponemos de capacidad para reconocernos como una realidad interior.
En ese soltar la identificación con la forma nos damos cuenta de que la sensación de ser y existir sigue y se mantiene inalterada después de soltarlo todo, es decir, permanece e incluso se amplifica.
Podemos sostener ese percibirnos dentro al margen de todo pensamiento, idea, o recuerdo.
En esa contemplación reconocemos que hay un soporte, una fuente, un origen de esa sensación de existir. Hay una voluntad que nos sostiene en el existir.
Hagamos lo que hagamos somos sostenidos y no solemos reparar en ello.
Es cuando no hacemos nada, cuando no queremos aprender ni observar, cuando se manifiesta en su verdadera intención de mantenernos en el existir.
Si nos dejamos ser podremos percibir una relación íntima con la energía que nos sujeta en el existir.
Desde ese dejarse, es como podemos establecer una comunicación con lo que es Verdad.
La energía base que nos sostiene, sin duda proviene de la Verdad, es una Verdad en sí misma.
Hay consciencia y un para qué en la energía que nos sostiene. Se puede hablar de una entidad o identidad Ser que nos ampara y da soporte y por ello podemos establecer comunicación con él si aprendemos su lenguaje.
Podemos abrirnos a esa energía Ser en la misma medida en que se nos muestre de forma ilimitada.
La experiencia de percepción de lo real se sostiene porque hay más afluencia de luz desde el interior. Se trata de una realidad oculta para el mundo humano exterior que podemos conservar en nuestro interior.
Ese interior que percibimos tiene voluntad de ser y forma parte de la Verdad y por ello podemos anhelar un contacto más directo y amplio.
En ese dejarnos sentir desde la realidad interior podemos emitir también desde nuestra sensación un contacto energía hacia el Ser de manera que manifestemos nuestra verdadera disposición de establecer comunicación con él.