
Examinando los daños 2 (Nehemías 2:11-20)
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Acerca de esta escucha
La semana pasada comenzamos a considerar las realidades a las que se enfrentó Nehemías cuando comenzó a evaluar el daño en la ciudad de Jerusalén. Él ha hecho un largo viaje de regreso a casa y estoy seguro de que sus pensamientos estaban consumidos, por aquello que encontraría cuando llegara a Jerusalén. Debemos tener en cuenta que Nehemías nunca había visto Jerusalén. Habían pasado más de 150 años desde que los judíos fueron llevados como esclavos a Babilonia. Se dirige, entonces, a una tierra que nunca ha visto, enfrentándose a una tarea enorme de la que realmente no tiene detalles, y, sin embargo, está decidido a reconstruir la muralla de la ciudad y restaurar la devastación de Jerusalén.
Seguramente estaríamos de acuerdo en que Nehemías no era el judío promedio. Ocupaba una posición de prominencia en Susa y muy probablemente podría haber estado allí con una vida relativamente sencilla y feliz. Sin embargo, Nehemías buscó servir al Señor y conocía la importancia de Jerusalén y la necesidad de que el pueblo de Dios habitara la tierra y adorara allí.
Necesitamos santos como Nehemías en nuestros días. Es cierto que tenemos vidas muy diferentes a la que él vivió, pero necesitamos a aquellos que estén dispuestos a hacer los sacrificios necesarios por el bien de la iglesia y la gloria de Dios. Necesitamos a aquellos que dejarán a un lado la preferencia y ganancia personal para restaurar lo que se ha perdido en nuestra generación.
Esta mañana quiero retomar lo que dejamos la semana pasada con respecto a los desafíos que Nehemías enfrentó al inspeccionar los daños. Repasemos rápidamente lo que meditamos la semana pasada. Nos ocupamos de la inspección de la ciudad (v. 11-16). Estos versículos revelan cómo Nehemías inspeccionó el estado de la ciudad, y considerar así la tarea que tenía por delante. Este ejercicio le permitió tener en cuenta varios procedimientos y realidades. Una inspección privada (v. 12a, 16). Una inspección motivada por Dios (v. 12). Una inspección cuidadosa o precisa (v. 13-15). ¿Qué más nos dice aquí la Palabra de Dios con respecto al examen que ha hecho Nehemías de los daños?