LA SABIDURÍA TOLTECA DE LOS SABIOS NAGUALES

Siempre se ha cuestionado la habilidad místico guerrera de los antiguos mexicanos para fundar uno de los Imperios más poderosos del mundo, el Imperio de Anáhuac, en tan solo un par de siglos.

Entre otras cosas, se ha mencionado que la pujanza de la pluralidad de los siete pueblos migrantes de Aztlán, «el lugar de la prístina luz espiritual o lugar de la blancura», obedeció a su obsesivo afán de hacerse con el «Poder». Sin embargo, para la Cosmovisión Tolteca, el «Poder» tenía múltiples acepciones y en el caso de su concepción cósmica en el arte y ciencia de gobernar, descansaba sobre la plataforma de una premisa fundamental: Gobernarse a sí mismo. Bajo esta lógica, quien se gobierna a sí mismo, debe poseer la capacidad de gobernar, una familia, una sociedad, un Imperio como el de Anáhuac.
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El Tlatoani, era la figura político religiosa y la máxima representación del Poder Personal, el señor de la palabra, el que se gobierna a sí mismo. Desde este principio filosófico resulta muy sencillo explicarse cuándo es que un gobierno degenera para desviarse de su propósito original, y al mismo tiempo podemos explicarnos, el éxito para gobernar por parte de aquellos grandes líderes que nos legaron su ejemplo en su impronta histórica.

En este breve compendio, se desarrolla la narrativa esencial de un gran conocimiento emanado del manantial de las Escuelas poseedoras de la «ciencia y el arte de gobernar» o Tlatohcamecayomachtilizli.