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Why would anyone research how elephants pee? Or study worms who tie themselves into a communal knot? Or quantify the squishability of a cockroach? It all sounds pointless, silly, or even disgusting. Maybe it is. But in The Salmon Cannon and the Levitating Frog, Carly Anne York shows how unappreciated, overlooked, and simply curiosity-driven science has led to breakthroughs big and small. Got wind power? You might have humpback whales to thank. Know anything about particle physics? Turns out there is a ferret close to the heart of it all.

Desde mediados de la década de 2000, la inteligencia artificial (IA) se ha expandido a gran velocidad a nivel mundial, como campo académico y como industria. De manera crítica, advierte cómo la IA altera la forma en que el mundo es visto y entendido, e impulsa un cambio hacia gobiernos antidemocráticos, una mayor desigualdad y enormes daños medioambientales. De hecho, la creación de los sistemas de IA contemporáneos dependen de la explotación de los recursos energéticos y minerales del planeta, de la mano de obra barata y de los datos a gran escala.

Desde mediados de la década de 2000, la inteligencia artificial (IA) se ha expandido a gran velocidad a nivel mundial, como campo académico y como industria. De manera crítica, advierte cómo la IA altera la forma en que el mundo es visto y entendido, e impulsa un cambio hacia gobiernos antidemocráticos, una mayor desigualdad y enormes daños medioambientales. De hecho, la creación de los sistemas de IA contemporáneos dependen de la explotación de los recursos energéticos y minerales del planeta, de la mano de obra barata y de los datos a gran escala.

Desde mediados de la década de 2000, la inteligencia artificial (IA) se ha expandido a gran velocidad a nivel mundial, como campo académico y como industria. De manera crítica, advierte cómo la IA altera la forma en que el mundo es visto y entendido, e impulsa un cambio hacia gobiernos antidemocráticos, una mayor desigualdad y enormes daños medioambientales. De hecho, la creación de los sistemas de IA contemporáneos dependen de la explotación de los recursos energéticos y minerales del planeta, de la mano de obra barata y de los datos a gran escala.