Novedades

Unos diputados quieren que se promulgue una ley, por la cual, los particulares no puedan ejercer de detectives privados. Deben ser empleados de alguna agencia. Dan varias razones, pero la cardinal es que unos parientes de ellos trabajan para las agencias. Arrate se embarca en una investigación de cada uno de los que promueven tal ley. Descubre un mundo lleno de porquería.

Un hampón tiene un libro, o agenda, en la que anota los sobornos a funcionarios, políticos y policías. Muere de un ataque al corazón, inesperadamente. Entonces, algunos, de los que aparecen en las páginas, se ponen muy nerviosos. La esposa debería tener la libreta, pero no es así, aunque nadie le cree. La viuda contrata a Ricardo, para que encuentre el libro. El libro no mata, ni tampoco ajustician a los que se hallan en sus páginas. Asesinan a los que “pudieran” haber tenido contacto con él.

Ricardo llevará el caso de la desaparición del hijo de Arturo Del Riscal. Éste, antiguo alcalde de Cereceda, fue detenido, más bien secuestrado, por Arrate, en aquella población, en donde el detective estuvo investigando otra desaparición: la de unos federales. Del Riscal le contrata para llevar este asunto, olvidando, o así dice, lo que sucedió entre ellos. Esto fue mucho más que su aprehensión y entrega a la policía. El detective tuvo bastante que ver con su esposa y su amante.

¿Y si de la noche a la mañana tuvieras que desaparecer? Amistad, amor, un buen trabajo... Abril siente que es la protagonista de una de esas hermosas novelas románticas que tanto le gusta leer. Sin embargo, la aparición una noche de Khady, una chica senegalesa que está huyendo de un presente demasiado oscuro, cambia su destino para siempre. ¿Qué hacer cuando nada es como te creías, cuando ya no sabes en quién puedes confiar? Participante en el Premio Literario Amazon 2020 Booktrailer en Youtube. OTRAS OBRAS DE LA AUTORA: -Remiendos del pasado -Sueño de cristal. Ganadora del premio...

Los asesinatos parecen tener una relación, al tratarse de dos damas de la noche. Por lo tanto, se trataba de un putafóbico. Pero, luego, suceden asesinatos, con la misma arma, de personas que, ni son mujeres, ni se dedican a la venta de placer. Ricardo es contratado, para dar con el asesino.

Un actor fracasado se ha vuelto loco. El tipo quiso ser famoso, pero no lo logró. Le fue mal, y no llegó a algo más que trabajar de extra. Ahora que tiene dinero, se venga en los que sí alcanzaron la fama.

Un asesino ejecuta a gente no muy limpia. Tal vez no delincuentes, en el concepto oficial, aunque sí en el de la sociedad. Ricardo no parece muy dispuesto a atraparlo, ya que, en su opinión, las víctimas estaban mucho mejor muertas. Pero le ofrecen una recompensa, y, además, “sus hijos”, quieren que tome el caso. Por lo tanto, Arrate se pone a investigar.

El asesino perfecto es aquél que actúa sin un móvil (aparente) para eliminar a su víctima; que no tiene relación con ella; que no mata por causa de un incidente; ni medió una disputa y un arranque de ira; tampoco es un asesino serial; ni un matón a sueldo, que tiene un modus operandi. Esta perfección origina que los asesinos circunstanciales sean difíciles de atrapar, ya que eligen a sus víctimas por la oportunidad, no la persona en sí. Y resulta mucho más perfecto, cuando el circunstancial es eventual, de una única ocasión. Pensemos en un accidente automovilístico de los que...