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La crianza es exigente, y cuando el estrés se acumula, la ira puede parecer imposible de controlar. Ya sea la prisa matutina, las batallas a la hora de dormir o las constantes demandas de tu tiempo, la frustración puede volverse abrumadora. Y cada vez que pierdes la paciencia, te preguntas si estás afectando el bienestar emocional de tu hijo. Conozco esta lucha de primera mano. El desgarrador momento en que vi miedo en los ojos de mi hijo después de gritarle, me prometí a mí misma que lo haría mejor.

En Control de la Ira para Padres, una guía de trabajo sobre cómo manejar sus emociones, profundizaremos primero en cómo procesar y superar tu ira, con pasos que te ayudarán a calmarte y a comenzar a alejarte de los arrebatos de ira. Una vez que hayas dominado eso, comenzaremos a enseñarte cómo enmendar la relación que tienes con tu hijo; un padre enojado puede dividir un hogar y arruinar puentes que estaban destinados a durar toda la vida.