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Un edificio en el que todos los vecinos creen que se ha cometido un crimen y que el culpable se esconde entre ellos; un desempleado convertido por equivocación en gurú de la autoayuda; un psicópata dedicado a matar taxistas inescrupulosos; una abuela que confunde el sable láser del nieto con el vibrador de la hija; un escritor inédito decidido a vengarse de los jurados que lo hicieron renunciar a su vocación; un adolescente que recuenta con ironía la historia de amor de sus padres divorciados, incapaz de aceptar al nuevo pretendiente de la madre…

El Homo Sapiens (hombre sabio o inteligente) no demostró ser digno de su nombre, porque se unió a otros y crearon una sociedad. En ese momento se transformó en Homo Colectivus. Solamente es latín la primera parte. Lo de “colectivus” es una invención mía. El caso es que al moverse en sociedad se convirtió en lo que es hoy en día (somos sería más correcto). Y todos sabemos que lo somos… Eso viene después.

¿Has pensado alguna vez en secuestrar a un asesino? No, claro que no. Si eres alguien sensato, ni se te pasa por la cabeza. Sin embargo, Ari, Sheila, Sarah y Noira no son exactamente unas jóvenes cualquiera. Desde que Ari vio a aquel joven misterioso en la cafetería en la que trabaja, se ha obsesionado con él. Y como no podía ser de otra manera, ha arrastrado a sus amigas a su locura. Cómo imaginar que aquel tipo era alguien verdaderamente peligroso. Sumérgete en esta novela de suspense y humor.

Relatos urbanos breves para ser leídos en el celular, dados al humor negro y a la ironía; un intento diario de coleccionar polaroid un tanto descoloridas.