Alfredo jimenez

Nadie dijo que ser padre sea una tarea sencilla. Enojo, envidia, frustración y vergüenza son emociones que muchas veces experimentamos con respecto a nuestros hijos y que, por si fuera poco, generalmente se acompañan de culpabilidad. Ese “lado oculto” de la relación padre/hijo puede arruinar la relación y alejarnos cada vez más de ellos.

¿Se dice que eres perfeccionista? ¿Eres extremadamente adicto a la armonía, reaccionas ante ciertos conflictos en tu relación de pareja con frialdad o con rabia ciega? ¿A menudo quieres complacer a los demás hasta sentirte agotado, incluso hasta el punto de abandonarte a ti mismo? ¿Hay situaciones similares en las que reaccionas emocionalmente de forma inusual? Todo ello podría ser indicio de que has sufrido cicatrices en tu infancia que aún esperan ser curadas. Me gustaría invitarte a un viaje en el tiempo. Un viaje a tu pasado.