Monica Cooper

Todos queremos encontrar el amor, mantener una relación o superar un fracaso amoroso, hemos escuchado muchas veces que el amor propio es importantísimo y que, sin amarnos primero a nosotros, no podemos amar a nadie más...pero nadie nos ha dicho cómo lograr que ese amor propio crezca, tampoco nos dicen cómo evitar que un amor a punto de fracasar sobreviva o cómo salirnos de un patrón de relaciones tóxicas.

Muchos seres humanos han sido privilegiados por contar con una madre amorosa que los escucha, que se toma el tiempo para estar a su lado, que les reconoce sus logros, que les prodiga caricias sin importarle la edad del hijo, que con una disciplina cariñosa les enseña principios y valores. Pero muchos otros seres humanos han vivido y viven experiencias llenas de resentimiento, dolor y decepción con sus madres.

Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, sufres de una herida que va más allá de tu madre, tu abuela, e incluso de tu familia. Es una lesión generacional del colectivo femenino. La buena noticia es que la puedes trabajar y curar a nivel personal.

Jennette McCurdy was six years old when she had her first acting audition. Her mother’s dream was for her only daughter to become a star, and Jennette would do anything to make her mother happy. So she went along with what Mom called “calorie restriction." She endured extensive at-home makeovers while Mom chided, “Your eyelashes are invisible, okay? You think Dakota Fanning doesn’t tint hers?” She was even showered by Mom until age sixteen while sharing her diaries, email, and all her income. In I’m Glad My Mom Died, Jennette recounts all this in unflinching detail.